martes, 24 de enero de 2012

Viaje a Buenos Aires para amantes del tango

Un recorrido original para conocer los lugares más representativos de la capital argentina de la mano de Gardel, Discépolo, Troilo y otros grandes tangueros.

Cuando se piensa en Argentina las primeras palabras que habitualmente se agolpan en la mente son: asado, fútbol, mate y tango. Sin lugar a dudas, Buenos Aires está unida al tango, a esa música de arrabal que nació de sus entrañas, que corre por las venas de todos sus habitantes y se expresa a través del lunfardo (el argot típico de la región). 


Si bien es cierto que no todo el mundo escucha esta música, también es real que cuando un porteño se aleja de su ciudad el tango es una de las conexiones que con más orgullo enarbola y que con pasión tiende a recordar. Entonces, no existe mejor manera de conocer la capital argentina que al ritmo del dos por cuatro.
 
“Mi Buenos Aires querido”: principales atractivos
 
Quizás el tango que mejor refleja la magia porteña sea éste, entonado por la cálida voz de Carlos Gardel, un gran intérprete un poco francés (nació en Toulouse, Francia) pero muy argentino. 
 

En los antiguos faroles que aún hoy visten la Plaza de Mayo es fácil imaginar a algún compadrito cantando desde el fondo de su corazón. La mítica Casa Rosada y la Catedral rodeadas por calles empedradas terminan de componer el cuadro que permite imaginar el Buenos Aires antiguo, de inmigrantes y criollos. 


El símbolo ineludible de la ciudad es el Obelisco, en la intersección de 9 de Julio y Corrientes. Protagonista de sinfines de postales, películas y fotos, es imposible pensar en Buenos Aires, esa “ciudad porteña de mi único querer” como bien dice el tango, sin su presencia.
 
 “Caminito amigo, yo también me voy”: La Boca
 
Sin lugar a dudas, uno de los puntos de mayor interés para los turistas es Caminito, en el barrio de La Boca. Este pasaje es un verdadero museo al aire libre. Sus casas de chapa acanalada, pintadas de diversos  y llamativos colores, son denominados “conventillos” y son, además, testimonios de la vida de muchos inmigrantes en Buenos Aires.
 
La Boca fue el centro de inspiración de Benito Quinquela Martín, uno de los grandes artistas argentinos, quien realizó numerosas obras retratando el puerto y la vida en Caminito. En el número 1835 de la Avenida Pedro de Mendoza, se alza el Museo en su honor, donde se puede contemplar gran parte de su trabajo.


“Cafetín de Buenos Aires”
 
Quizás una de las mejores maneras de conocer la cultura local es sentarse en un café tradicional a conversar un rato. Nada es más común en Buenos Aires que cruzarse con un amigo e ir a tomar un café, siempre acompañado de un tostado o unas medialunas.  Las confiterías son lugar de encuentro con amigos, incluso en muchas de ellas aún hoy la gente se reúne a jugar a las cartas o al billar, como sucede en el Café Tortoni (Av. De Mayo 825).
 
El renombrado Café de los Angelitos (esquina de Av. Rivadavia y Rincón), sobre el cual Catulo Castillo y José Razzano compusieron un tango de nombre homónimo, es un lugar histórico de la capital, ideal para relajarse disfrutando de la cena y un show de tango en vivo donde alguna vez cantó Gardel en persona. 

Otras dos buenas opciones para visitar típicos cafés porteños son La Biela (Av. Quintana 600, Recoleta), lugar de reunión de grandes personalidades de Argentina, y el Café Las Violetas (Av. Rivadavia 3899), perfecto para degustar exquisitos tés y platos especiales.


“Siglo XX, cambalache, problemático y febril”: San Telmo, corazón de Buenos Aires
 
La letra este tango de Enrique Santos Discépolo es una perfecta descripción de la personalidad del porteño: melancólico, amante de la noche, las fiestas y la buena vida. Un tango que hace vibrar al cuerpo cuando se lo escucha.
 
Si hay un barrio en el cual se vive el tango es en el San Telmo. Entre sus casas de fachadas antiguas (muchas de ellas conventillos en el pasado), sus calles de adoquines y algún que otro aljibe antiguo, parejas de tangueros interpretan en plena calle clásicos del género los fines de semana, en su reconocida feria. 

También pueden encontrarse tangueros en la peatonal Florida, entre tiendas y edificios de oficinas. En fin, cualquier lugar es válido en Buenos Aires para bailar al ritmo del dos por cuatro.
 
“El día que me quieras no habrá más que armonía”: Puerto Madero y Recoleta
 
La magia de la luna reflejada sobre el agua en Puerto Madero hace de ese paseo uno de los más románticos de la ciudad. Caminar de la mano o cenar en uno de sus maravillosos restaurantes con vista al río son algunas de las posibilidades que ofrece esta zona, donde casi se puede escuchar al zorzal criollo entonando uno de los tangos más dulces de la historia.

  
Recoleta tiene también su encanto para pasear en pareja. La intersección entre las avenidas Callao y Las Heras es una de las más exclusivas de la ciudad, rodeada de tiendas de marcas internacionales, hoteles y restaurantes de categoría.
 
Los amantes del tango pueden acercarse también a alguna de las tradicionales milongas locales (Tango Ideal en Suipacha 384, Salón Canning en Scalabrini Ortiz 1331 o Sunderland Club  en Lugones 3161) para vivir en primera persona la sensualidad del género, mientras que los jóvenes frecuentan más La Viruta (Armenia 1366) o en el Centro Cultural Konex (Sarmiento 3131).

Buenos Aires es el tango y viceversa. No existe uno sin el otro, sus realidades nacieron juntas y así permanecerán por toda la eternidad. Recorrer la capital argentina con el tango en la mente es una de las mejores maneras de entenderla. 



Así que no lo pienses más, elige tu hostel en Buenos Aires y llena tu Ipod con los mejores temas de tango... Luego sólo queda caminar y descubrir esta encantadora ciudad porteña.

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Imágenes: Michaël Catanzariti; Dalibor Ribičić; China de Vancouver Canadá; Tjeerd Wiersma; javi valdez

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