Turismo en uno de los pueblos más encantadores de Italia. Información
básica sobre los puntos de interés de Ravello y excursiones en sus
alrededores.
Sinuosos se extienden los caminos que conducen de Nápoles
a Ravello. Enclavado a casi 400 metros sobre el nivel de mar, el verde
de las colinas se entremezcla con el cálido turquesa de las aguas del
Tirreno. Pequeño y encantador, este pueblo de la Costa Amalfitana
equilibra historia, arquitectura, buena comida y belleza natural. Un
lugar perfecto para relajarse y disfrutar de unas hermosas vacaciones en
Italia.
Visitar el Casco Histórico de Ravello
Alrededor de la tradicional Plaza Vescovado, restaurantes y confiterías
ofrecen algunos de los más exquisitos platos típicos de la región como crostines de mozzarella o
sopa de porotos, ideales para degustar antes o después de recorrer la
Catedral del siglo XI.
Sin lugar a dudas, el Domo, con su majestuoso campanario, es uno de los
lugares imperdibles de la ciudad. Vale la pena mirar con detenimiento su
puerta de bronce tallada del siglo XII, una de las más importantes de
Italia. En su interior, destaca la vasija de oro, plata y cristal que
contiene la sangre de San Pantaléon, el patrono de Ravello.
Villa Rufolo: sede de los Conciertos Wagnerianos
Exóticas plantas custodian la magnífica Villa Rufolo. Su alta torre y
sus clásicas líneas se dibujan contra el cielo, evocando tierras
moriscas. Algunas de las habitaciones palaciegas pueden ser recorridas
para admiración de los turistas, quienes seguramente no podrán evitar
asombrarse con el encanto de sus techos de madera y sus frescos
medievales.
Año tras año, los célebres jardines de la villa son anfitriones de los
“Conciertos Wagnerianos”. La música impregna durante el verano y la
primavera el aire de Ravello y transforma los parques de Villa Rufolo en aquellos que fueran retratados por Wagner en “Parsifal”.
Belleza natural en la Costa Amalfitana
“Ravello está más cerca del cielo que de la tierra”, sostuvo el escritor francés Andrés Gidé
en su obra “El inmoralista”. Al mirar a la lejanía uno entiende
plenamente su afirmación.
Frondosos jardines se entremezclan con huertos de olivos, limoneros y
caprichosos acantilados que mueren en el mar. Los hoteles Palazzo Sasso y
Caruso merecen una visita por sus bellas vistas panorámicas. Los
paisajes de Ravello son sencillamente paradisíacos, ideales para los
fanáticos de la fotografía.
La Villa Cimbrone, histórico edificio de Ravello
Altamente recomendable es el tour de la Villa Cimbrone,
una construcción que presenta una extraña pero armoniosa mezcla de
estilos. El claustro y la cripta merecen especial atención por su
belleza árabe y gótica respectivamente.
El paseo por sus jardines repletos de estatuas y templos termina en un
mirador desde donde se obtienen algunas de las mejores vistas aéreas de
la región. Resulta imperdible fotografiar desde Atrani hasta las
llanuras Paestum bañadas por la sugerente luz del atardecer.
Excursiones en la Costa Amalfitana
Los amantes de las caminatas pueden realizar un tranquilo paseo por la
costa hasta Atrani, aproximadamente a 6 km de Ravello, un simpático
pueblo pesquero de blancas casas y estrechas callejuelas que destacan
contra el color aguamarina del mar.
Muy cerca de allí, las magníficas
playas de Amalfi
invitan a disfrutar de un verdadero paraíso terrenal.
A media hora de viaje en auto desde Ravello, dos joyas naturales
sorprenderán gratamente a los turistas.
En Conca dei Marini puede
visitarse en bote el interior de una cueva donde las filtraciones de luz
cambian el color del agua, otorgándole un encanto casi sobrenatural.
Por su parte, inolvidable es el sonido del mar cuando ingresa furioso en
el fiordo de Furore, ciudad que quizás haya tomado su nombre de ese
fenómeno.
La Costa Amalfitana es una de las zonas más bellas de Italia.
Playas, naturaleza e historia se entremezclan logrando un exquisito
equilibrio. Ravello es una de las perlas de esta región, un lugar
idílico, perfecto para un viaje en familia o en pareja.
Imagen: dalvera
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